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LA AUTOESTIMA INFANTIL II

QUÉ COSAS HACER Y CUÁLES EVITAR PARA POTENCIAR LA AUTOESTIMA

 

AUTOESTIMA1¿Qué podemos hacer día a día en casa o en la escuela?

  • Si comentamos de él algo positivo, procurar que lo oiga. Puedo decirlo en voz un poco más alta. Puedo mirarle al decirlo o invitarle a que se acerque mientras hablamos. Ejemplos típicos de estas situaciones son las conversaciones entre adultos cuando vamos andando con ellos, cuando estamos en el salón de casa o vamos por los pasillos de la escuela.
  • Si hago alguna crítica con alguien del niño  debo intentar que no la escuche. A veces, no lo evitamos sencillamente porque no nos damos cuenta de su presencia. Otras veces, no nos importa e incluso queremos que lo oiga. Nuestra intención puede ser la mejor: estimularle para que cambie. Pero el efecto suele ser el contrario: se siente criticado y además avergonzado ante terceras personas. Si alguien comienza a hacer alguna crítica de él puedo:
    • Invitar al niño a irse a otro lugar con cualquier excusa.  Ej: “vete a tu habitación”.
    • Cortar la conversación y aplazarla para otro momento o en otro lugar. Situaciones típicas son los diálogos entre padres y profesores o las discusiones entre padres.
  • Estar muy atento en esas situaciones en las que «no está atendiendo». Hay ocasiones en las que creemos que no se da cuenta y sin embargo está captando gran parte de lo que decimos. Ejemplos típicos pueden ser cuando hablamos por teléfono, cuando mira los dibujos animados de la tele, cuando parece estar dormido o cuando creemos que es demasiado pequeño para entender lo que decimos.
  • AUTOESTIMA3Felicitar constantemente los logros de los menores. La felicitación debe ser algo frecuente. A veces, nos cuesta hacerlo porque es más fácil ver los errores que los aciertos.
  • Resaltar que lo ha hecho bien o «mejor que antes«. Si hablamos de niños, por su propia naturaleza, siempre será imperfecto o mejorable. Es difícil que un niño haga algo excepcional. Si somos exigentes tendremos dificultades para felicitar. Si nos fijamos en los avances o en lo que sencillamente está bien, las ocasiones para felicitar serán más elevadas.
  • Acompañar el gesto con la verbalización de la felicitación correspondiente. Las palabras de felicitación deben ir acompañadas de gestos, tonos, contacto físico y de cuantos elementos de comunicación no verbal sean acordes a esa felicitación. Un «muy bien» dicho con desgana es difícil que se sienta como una felicitación.

Conductas que padres y educadores deben evitar

  • AUTOESTIMA4-Calificar de malos o torpes a los hijos/alumnos por cometer un error. Los repetidos mensajes del adulto diciendo lo malo que es el niño, llegarán a convencerle de que él no es capaz de hacer las cosas bien, produciéndose el llamado Efecto Rosenthal, que consiste en una confirmación por parte del niño de las creencias que tienen los padres o profesores.
  • Sorprender siempre a los chicos cuando no se están comportando de forma positiva y/o esperada y nunca reforzarles cuando se portan de modo adecuado. La carencia de refuerzos positivos hace que las conductas adaptadas no se repitan. Es posible que al no reforzar modos de comportamiento adaptados, aparezcan conductas desajustadas en un intento de llamar la atención.   
  • -Transmitir al niño constantemente la idea de que es incompetente. Esta actitud vuelve al niño incapaz, inseguro, dubitativo, siempre a la espera de intentar ser lo que no es en cada etapa de su vida. Esta actitud es muy propia de profesores y padres perfeccionistas. 
     

    -No darle responsabilidades supervisadas nipermitirle pensar por sí mismo.Si directa o subliminalmente enviamos constantes mensajes a los niños dándoles a entender que no creemos que puedan hacer correctamente las cosas y ni tan siquiera les permitimos intentarlo, estamos potenciando que los chicos perciban múltiples dudas sobre sí mismos, sobre sus posibilidades de autorrealización. El niño se enfrentará a las tareas con miedo, temor  e incertidumbre.
    -Ofrecer a los niños un modelo pobre sobre nosotros mismos, infravalorándonos, mostrándonos poco competentes.El niño asimila de modo inconsciente estos modelos de identificación. 
    -Criticarles duramente cuando cometen errores en lugar de sugerirles soluciones y enseñarles a descubrir las causas que les condujeron al fracaso. La crítica permanente genera incertidumbre, odios, resentimientos, en algunos casos, agresividad. En otros casos, el niño se repliega e inhibe su acción.
    -Hablar negativamente de los niños cuando están presentes. Este comportamiento de los adultos, puede provocarles sentimientos de soledad, inferioridad  e indefensión aprendida.
    -Evitar el trato afectuoso, el contacto físico, manteniendo demasiado las distancias. Las carencias de muestras físicas de afecto: tocar, jugar, acariciar, besar, puede conducir al niño a interiorizar la noción de que no es digno de que se le abrace y se le quiera. 
    Montse García
    Bibliografía
    Extracto del manual «Autoestima Infantil» de Ruth Rodríguez.  


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LA AUTOESTIMA INFANTIL I

autoestimainfantil3La autoestima puede ser diferenciada del autoconcepto, que es el conjunto de elementos que una persona utiliza para describirse a sí mismo. La autoestima es la evaluación de la información contenida en el autoconcepto, y procede de los sentimientos de la persona acerca de lo que ella es. La autoestima es el grado de aceptación de nosotros mismos, el grado de estima que profesamos hacia nuestro propio concepto, y esta basada en la combinación de la información objetiva sobre uno mismo y la evaluación subjetiva de dicha información.

La autoestima esta formada por la percepción y el ideal de uno mismo. La percepción de uno mismo equivale al autoconcepto: la visión objetiva de las habilidades, características y cualidades. El ideal de uno mismo es la imagen de la persona que le gustaría ser, el deseo de poseer determinados atributos.

La autoestima es el resultado de la discrepancia entre la percepción de uno mismo (la visión objetiva) y el ideal de uno mismo (aquello que la persona valora, lo que le gustaría ser). Una gran discrepancia supone una baja autoestima, mientras que una escasa discrepancia es indicativo de una alta autoestima (Alice W. Pope, 1996)

La autoestima es una vivencia y juicio de valor sobre sí mismo y sobre las relaciones y responsabilidades para consigo mismo, para con los otros y con el entorno, es decir, tener autoestima equivale a quererse a sí mismo aceptando nuestros propios logros y limitaciones.

autoestimainfantil4

ESTRATEGIAS PARA FORTALECER LA AUTOESTIMA EN LOS NIÑOS

  • Como padre o madre y como educador, intenta siempre elogiar los éxitos de los niños (aunque sean muy pequeños).
  • Demuestra cariño de una forma natural, auténtica y sincera. Expresa y haz saber verbalmente tu sentimiento.
  • Es mejor sugerir a los niños qué cosas pueden y deben hacer, en lugar de ordenar lo que no deben realizar o lo que se les prohíbe. La actitud positiva prepara cognitivamente al niño para hacer las actividades que se le propongan. En lugar de: «No juegues aquí con esa pelota», díle: «Puedes juegar con la pelota en el patio».
  • Deja claro y haz saber a los niños que sus errores son una parte natural del crecimiento. Todos, incluyendo los adultos, cometemos errores. No enfatices los fallos, refuerza los éxitos.
  • Siempre que puedas procura ignorar o no dar demasiada importancia a las conductas infantiles cuando son discretamente desadaptadas: por ejemplo, las rabietas; busca un momento adecuado y manifiesta tu descontento, pero procura no minusvalorar la conducta de un modo público, en presencia de amigos o compañeros.
  • autoestimainfantil2Muestra agradecimiento a los niños cuando éstos cooperen, cuando te ayuden, cuando se expresen de manera adecuada hacia los demás, cuando obedezcan y reaccionen de forma positiva.
  • Responde afectuosamente y alaba verbalmente a los niños si se portan bien. Explicita con franqueza qué fue lo que te gustó de su comportamiento.
  • Sugiere actividades que los niños puedan superar con moderada dificultad.
  • Cuando un niño se porte mal, aprende a separar el mal comportamiento de la personalidad del niño. No le digas «eres malo», dile por ejemplo: «No me gusta cuando tiras los juguetes».

 
Montse García

 
 
 
Bibliografía
Extracto del manual «Autoestima Infantil» de Ruth Rodríguez.

 

 


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LOS PRÍNCIPES DESTRONADOS. CELOS EN LA INFANCIA

niñoscelosos5

Aunque en la infancia se puede estar celoso de muchas personas y por diferentes causas, una de las más habituales a edades tempranas es el nacimiento de un nuevo hermanito o hermanita.

Como bien dicen Pilar Guembe y Carlos Goñi en su libro “Porque te quiero…” un niño o niña que tiene un hermanito se siente de repente como un príncipe o princesa destronada. Si antes era el centro de todas las atenciones ahora pasa, de un plumazo, a un segundo plano.El príncipe o la princesa destronada se resistirá todo lo que pueda antes de ceder su trono mediante todas las artimañas que estén a su alcance.

Es en el período que abarca de los dos a los cinco años de edad cuando los celos pueden ser más virulentos. A otras edades los niños y niñas también se pueden sentir celosos aunque generalmente la intensidad de las emociones es más moderada.

A continuación podéis encontrar algunas de las conductas más frecuentes que suelen mostrar los niños cuando están celosos:

  • Dificultad para obedecer, negativismo, terquedad, agresividad. Al desobedecer consigue enfadar a los padres y con ello su atención.
  • Cierta agresividad si hay baja tolerancia a la frustración por medio de enfados, irritabilidad, golpes, insultos…
  • Cambios de humor no justificados y signos de infelicidadniñoscelosos4 (más introvertidos, pasan fácilmente de la alegría a la tristeza, de la quietud a la intranquilidad, etc.). Pueden mostrar lloros frecuentes sin motivo, aunque también podrían mostrar desinterés, apatía y aburrimiento ante lo que le rodea.
  • Negativismo. A veces se niegan a realizar actividades que se les proponen y que antes aceptaba.
  • Regresiones de conductas e hitos ya superados como por ejemplo hacerse pipí en la cama por las noches cuando ya hacía tiempo que había logrado el control de esfínteres.
  • Alteraciones en los patrones del sueño y hábitos alimentarios.
  • Negación sistemática de los errores propios y culpabilizar a otros de sus problemas y actitudes.
  • Desarrollo de somatizaciones con lo que podrían presentar malestar indefinido, dolor abdominal, vómitos, etc…

celosinfancia2Por otro lado aquí tenéis algunas pautas que podéis empezar a emplear con los niños y niñas pequeños para minimizar sus conductas celosas:

  • Aseguraos de que no haya trato preferente entre los dos hermanos. Intentad hacerle ver que él es un ser único e irrepetible diciéndoselo y reforzando las conductas adecuadas.
  • Educarlo en el control de sus emociones para que aprenda a soportar pequeñas frustraciones. Decir NO cuando es necesario es beneficioso para los niños. Es importante también que sepan alegrarse del éxito de los demás, que sepan aceptar sus dificultades con optimismo… el humor y un buen abrazo pueden ayudar en esta tarea.
  • Siempre que sea posible (si no es peligroso para él u otros) debemos ignorar las conductas inadecuadas (rabietas, desobediencia, negativismo). Es preferible ignorar algunas cosas evitando conflictos que estar todo el día riñendo al niño ya que lo único que conseguimos es bajar aún más su autoestima y reforzar su idea de que ha perdido vuestro cariño. Cuando se tranquilice será el momento de hablar con él y escuchar al niño permitiéndole que exprese lo que siente y haciéndole ver que entendemos pero que es mejor para él que lo tome de un modo menos intenso dándole ejemplos de cómo podría hacerlo la próxima vez que se sienta así.
  • Enseñarle que tiene que respetar la autoridad de los padres y los límites establecidos, si tiene problemas con alguna norma es mejor escribirla para que esté a la vista de todos.
  • Estrechar lazos aumentando tiempo en las actividades de toda la familia.
  • Otorgarle más protagonismo respecto a los cuidados de su hermana o hermano pequeño y resaltar la importancia que tiene su ayuda para toda la familia.
  • Facilitar los momentos de intimidad y confianza que le ayuden a sentirse seguro y a expresaros sus sentimientos y temores.
  • Buscar un tiempo al día o a la semana para pasar tiempo con el niño o niña a solas.
  • Evitar hacer comparaciones entre los hijos ya que esto podría dejar traslucir nuestras preferencias por algún hijo en particular.
  • Enseñarle a resolver conflictos de una manera sana.
  • Alabar sus conductas positivas diciéndoselo a otras personas importantes para él y que el menor os oiga, por ejemplo mientras hablas con la mamá de un amigo decirle lo bien que el niño hace tal o cual cosa asegurando que él o ella os oiga….
  • Evitar hablar de sus conductas negativas de forma casual con otras personas si el niño o la niña están delante.

 

Montse García

 

Bibliografía consultada
“Celos infantiles” – Dolores María Ramírez.
“Porque te quiero” – Pilar Guembe y Carlos Goñi.


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PESADILLAS Y TERRORES NOCTURNOS

Los trastornos del sueño y las dificultades para dormirse son uno de los problemas más frecuentes en la infancia.

pesadillas Dentro de los trastornos primarios del sueño podemos encontrar dos categorías:

  • Disomnias: que agrupa el insomnio, la narcolepsia y la apnea del sueño.
  • Parasomnias: terrores nocturnos y sonambulismo (trastornos del despertar) y las pesadillas (alteraciones asociadas al sueño paradójico).

En este post me ocuparé de los terrores nocturnos y de las pesadillas, de sus características, de las diferencias entre ellos y de las recomendaciones a seguir por los padres. A pesar de que muchas veces se confunden, las pesadillas y los terrores nocturnos son dos trastornos del sueño diferentes.

DIFERENCIAS  PESADILLAS Y TERRORES NOCTURNOS

Pesadillas                                                                   Terrores nocturnos
-En la segunda mitad de la noche                              -En el primer tercio de la noche.

-No hay vocalizaciones, si las hay                              -El niño se despierta llorando, gritando
son silenciosas.                                                                y vocalizando.

-Activación fisiológica moderada.                             -Intensa activación fisiológica: sudor,
aumento de frecuencia cardíaca,
dilatación pupilar.

-El niño se incorpora en la cama. Los                      -El niño se incorpora en la cama. Existe
movimientos son ligeros o ausentes.                        actividad motora y agitación.

-Responde fácilmente al entorno. En todo              -Dificultad para responder al entorno.
momento existe contacto con la realidad.                No existe contacto con la realidad.

-Frecuentemente se recuerda el episodio                -No se recuerda el episodio, o sólo
levemente.

-Los contenidos son elaborados.                                -Los contenidos son muy poco elaborados.

-Bastante comunes.                                                      – Poco frecuentes.

pesadillas2PESADILLAS

Episodios de ensoñación que producen un miedo intenso en el niño y que provocan su despertar.

  • Son sueños desagradables de gran intensidad que originan fuertes sentimientos de miedo, terror, ansiedad o angustia en el niño.
  • Su ocurrencia se limita casi exclusivamente a la fase de sueño REM y es más frecuente en la segunda mitad de la noche (normalmente al amanecer).
  • Suelen aparecer alrededor de los 3-6 años disminuyendo su ocurrencia con el paso de los años.
  • En la mayor parte de casos no hay motivo de preocupación, es uno de los problemas de sueño más frecuente en la infancia y la adolescencia.
  • El niño SÍ RECUERDA lo que ha soñado y es capaz de explicarlo.
  • Por regla general los episodios duran semanas y se relacionan con algún fenómeno externo que les ha causado inquietud. Si el niño está traumatizado por algo se vuelven repetitivas.
  • Los resultados de algunos estudios apuntan a existe una relación entre los niveles de ansiedad de los niños y la ocurrencia de pesadillas.

Pesadillas más frecuentes:

  • 2-3 años: miedo a la ser separados de sus padres y a los extraños.
  • 3-5 años: miedo a la oscuridad y a algunos  animales.
  • 6-8 años: miedo a seres imaginarios como fantasmas o monstruos.
  • 9-10: miedo a la escuela y al daño físico
  • A partir de los 11 años adquirirán más relevancia los miedos a situaciones sociales, al daño corporal y al fracaso escolar.

 

QUÉ HACER
Como recomendación general es bueno establecer unas pautas de sueño adecuadas. Tener unos hábitos regulares de sueño ayudará al niño a saber cuando se acerca el momento de dormir.
Cuando el niño se despierte por una pesadilla habrá que:

  • Ayudar y consolar al niño lo antes posible. Se le puede abrazar y cogerle la mano mientras se le tranquiliza con palabras.
  • Hablarle con ternura hasta calmar su angustia, explicándole que se trata sólo de un sueño, pero también hay que hacerlo con firmeza y seguridad sin dejarse convencer por el niño (por ejemplo cuando piden dormir con los padres).
  • Es aconsejable permanecer con el pequeño hasta que éste se haya calmado lo suficiente para volver a conciliar el sueño.
  • También puede consolarte uno de sus peluches favoritos.
  • Alabar o premiar al niño por cada paso que da para enfrentarse a la pesadilla. Puede establecerse un sistema de puntos a través del cual ganará premios si va cumpliendo determinados objetivos.

 

QUÉ NO HACER

  • NO es buena idea hablar con detalle sobre el contenido de la pesadilla en el momento en que el niño ha despertado a causa de ella. Si hacemos esto el niño podría activarse aún más y eso haría más difícil que volviera a dormirse. El momento para hablar de ello será al día siguiente (si el niño tiene edad suficiente), si es muy pequeño es mejor no obligarle a contarla.
  • NO hay que entrar en el cuarto encendiendo todas las luces cuando el niño se despierta asustado. Es preferible encender una luz suave. Si lo hacemos así evitaremos que asocie la oscuridad con el malestar y la luz con la seguridad, y pueda desarrollar así miedo a la oscuridad. Además, así facilitaremos que se vuelva a dormir.
  • NO es aconsejable que el niño se acueste con los padres. Si lo permitimos no le estaremos ayudando a superar esta etapa y además le daremos la impresión equivocada de que en realidad hay algo que temer.
  • NO hay que convertir en una costumbre comprobar con el niño la habitación, debajo de la cama, el armario, para hacerle ver que no hay monstruos ni fantasmas.
  • NO decirle al niño sin más que sus pesadillas no son reales puesto que para él sí que se lo parecen y mucho. Es mejor darle algún tipo de explicación adecuada a su edad sobre que fue un mal sueño que le pasa a toda la gente y que no pueden hacerle ningún daño.
  • NO dar demasiada importancia o mostrarse muy preocupados por las pesadillas puesto que el niño podría aprender a utilizarlas como una estrategia para conseguir la atención de los padres.

 

terroresnocturnosTERRORES NOCTURNOS

Episodios de despertar brusco, son muy alarmantes ya que el niño pasa de forma brusca de estar profundamente dormido a incorporarse en la cama, gritando y frecuentemente con sudor, taquicardia, hiperventilación.

 

  • Suelen aparecer sobre los 4-12 años y desaparecer al llegar a la adolescencia.
  • Los episodios de terrores nocturnos son más frecuentes en niños que en niñas.
  • Como se ha dicho, el niño despierta bruscamente y empieza a gritar como si estuviera sufriendo de una forma sobrehumana. El horror puede durar entre 2 y 10 minutos.
  • Cuando los padres acuden y hablan al niño, éste no reacciona, no es consciente de lo que ocurre a pesar de tener los ojos abiertos y muchas veces fijos en algún punto.
  • En realidad el niño está profundamente dormido y por eso al día siguiente NO RECUERDA nada de lo ocurrido.
  • No parece haber una única causa que dé origen a los episodios de terrores nocturnos. Algunos de estos factores pueden ser: los genéticos, madurativos, asociado al consumo de algún tipo de sustancias y situaciones de ansiedad vividas durante el día.

QUÉ HACER
En los casos leves, que son la mayoría, los padres deben adoptar una actitud tranquila y de conocimiento del trastorno.

  • Simplemente vigilar que el niño no se caiga de la cama o sufra cualquier daño físico derivado de su incorporación brusca de la cama, ya que no hay que olvidar que el niño NO está despierto.
  • Esperar a que el episodio siga su curso natural bajo nuestra vigilancia. 

 

QUÉ NO HACER

  • NO hablarle ni intentar despertarle.

Como se ha dicho con anterioridad, las pesadillas es uno de los trastornos más frecuentes de la infancia y en su gran mayoría se trata de episodios leves que pueden superarse siguiendo estas sencillas recomendaciones.

En cuanto a los terrores nocturnos, aunque mucho menos frecuentes que las pesadillas, es también un trastorno que suele manifestarse de forma leve en los niños, y en este caso no se requeriría ningún tratamiento específico.

No obstante, si se observa que los episodios, bien por frecuencia, bien por intensidad, sobrepasan los límites de la normalidad provocando un gran malestar en el niño, sería aconsejable acudir a un profesional que valore el problema e indique el tratamiento y/o terapia oportuno en cada caso.

 

Autora: Montse García

 

Bibliografía

«Manual de Terapia de Conducta en la Infancia- MªIsabel Comenche y Miguel Vallejo.

«Pesadillas y Terrores Nocturnos»- Equipo de atención temprana de Torrelavega.